Los hermosos ecosistemas de manglar y selva del Chocó, adornados de playas, ríos, mares y montañas, son el hábitat de millones de especies de flora y fauna. Una tierra pródiga en la que los humanos han podido establecerse, a pesar de las difíciles condiciones climáticas que hay para ello, se dice que esta es la región más lluviosa del mundo. Los indígenas, mediante una cosmogonía que respeta el medioambiente, han recorrido estos bosques y ríos desde miles de años antes de la llegada de los españoles, adaptándose pero sin tener poblados numerosos. Los ibéricos, en sus primeras expediciones, se vieron atraídos por la enorme belleza del Chocó, y por eso construyeron el primer poblado, ya no en una isla, sino en en continente mismo (Santa María del Darién, en lo que hoy es uno de los sitios arqueológicos más importantes del país). Acá también llegaron los africanos esclavizados, y acá también se libraron las primeras luchas de estos por quitarse ese terrible yugo, encontrando en esta tierra, nuevas formas de vivir, pero también de conservar sus tradiciones culturales, que les permite ser hoy la población predominante. Al Chocó llegaron posteriormente colonos del centro del país, buscando oportunidades, y lo cual trajo nuevas dinámicas comerciales y sociales, uniendo la cultura del centro del país, con todas las que ya se encontraban aquí.
Este territorio de poetas, intelectuales, deportistas y músicos, ha sido marcado por la extracción del oro y el platino, que si bien es una forma de sustento económico, sus malas prácticas conllevan, no solo el desequilibrio del medio ambiente, sino la ilegalidad, que para hacerse con el control del territorio, ejerce la violencia. Algo que a los chocoanos, en especial a las comunidades afro e indígenas, mujeres y jóvenes, les ha causado dolor, desplazamiento de sus preciadas tierras y aislamiento social, por lo que la pobreza y la extrema pobreza en el Chocó es una realidad palpable.
Dado el carácter poblacional de esta subregión, donde el más del 90% de la población se reconoce perteneciente algún grupo étnico, al PDET del Chocó, por iniciativa de la misma comunidad, se le ha agregado la E, quedando PDETE. Algo más que una sigla, muestra que estos programas están siendo apropiados por los 228.849 habitantes de los 12 municipios del Chocó y los 2 de Antioquia.
Este proceso comenzó cuando, por sus características, fueron priorizados en el PDET y con la construcción del Plan de Acción, donde participaron 3.233 personas, de las cuales 1.973 se autoreconocen de alguna etnia. Allí se propusieron una visión de territorio, desde el cual navegar conjuntamente, para solventar las diferencias y sembrar nuevas esperanzas en las cuales se pueda dignificar el pasado, el presente y el futuro. Así quedó redactado el puerto al que se quiere llegar:
Chocó se caracterizará por ser un espacio emblemático de reconciliación, sirviendo como ejemplo para otros procesos de reconstrucción del tejido social.
Para lograr este objetivo, se propusieron 2.027 iniciativas, divididas en 8 pilares de desarrollo. El de pilar de Reactivación Económica y Producción Agropecuaria con el 20% del total es el que muestra mayor número e indica las necesidades que existen, pero también el querer de salir de ellas, con autonomía y autogestión. Le sigue el pilar de Infraestructura y Adecuación de Tierras, con el 18%, obras que ayudarían a que el primer pilar tuviera eficiencia, dada la carencia de vías de comunicación para comercializar sus productos. En cuanto a los pilares de Educación Rural y Primera Infancia (15%) y el de Reconciliación, Convivencia y Construcción de Paz (16%) se enfocan a lograr una sociedad con un tejido social fuerte e identificado con el territorio y la cultura propia. Finalmente, los pilares de Ordenamiento Social de la Propiedad Rural y Uso del Suelo (8%), Salud Rural (11%), Vivienda, Agua Potable y Saneamiento Básico Rural (7%) y Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación (4%), son iniciativas para cerrar las brechas sociales y haya un mejor vivir.
