Pacífico y Frontera Nariñense es una región donde la cultura Tumaco tolita con sus adornos ceremoniales, bellas piezas de arte trabajadas con el oro y el tejido de fibra naturales, brilló por muchos siglos. Por estas tierras también se produjo la primera victoria naval de la independencia, en la batalla de Iscaundé, un hecho heroico y de astucia militar pocas veces visto y cuyos vestigios aún son orgullo de los lugareños.
Culturas diversas, en su mayoría afro e indígena, que se dedican a la pesca artesanal, fruto de la riqueza que guarda el manglar, uno de los ecosistemas predominantes por toda la costa del Pacífico. La biodiversidad de esta región PDET está dada por el manglar, que ocupa gran parte de sus 17.198 km2, los valles aluviales de los ríos Mira y Patía, donde se ha desarrollado la agricultura de frutos tropicales y la ganadería; el piedemonte de la cordillera occidental con sus bosques de niebla y el nacimiento de cientos de quebradas, con altos niveles de lluvia, como en todo el Chocó biogeográfico.
Se destaca el puerto de Tumaco, el segundo en importancia de pacífico colombiano, y donde habita la mayoría de la población. Un lugar, fundado en el primer siglo de la llegada de los españoles y desde donde se emprendió la búsqueda de oro, por lo que se trajo a cientos de personas esclavizadas, originando parte de las tradiciones y costumbres de la región.
Aunque la minería se ejerce artesanalmente, no ha representado ingresos reales ni a las comunidades ni a los municipios, pero sí la minería ilegal hecha con mercurio y químicos ha causado graves problemas ambientales a las aguas. Y aunque esta es una zona fronteriza con el Ecuador, la presencia del Estado ha sido muy limitada, por la falta de accesos terrestres y la poca infraestructura fluvial. Por eso los cultivos ilícitos, pasada la mitad del siglo XX, han encontrado dónde y cómo multiplicarse. Estos tres elementos, conllevaron desplazamientos y sus municipios, con poca infraestructura, se vieron sobrepoblados en muy poco tiempo.
El carácter vigoroso y resiliente de estas comunidades, encontró en el PDET la una herramienta de planificación y desarrollo que les daría la oportunidad para transformar su territorio, fortalecer sus organizaciones sociales y productivas y mejorar la calidad de vida de sus comunidades. El diálogo, el trabajo en equipo y la concertación eran el camino.
Estas comunidades definieron, concertaron y suscribieron un plan de acción para la transformación de su región, hoy conocido como el PDET Pacífico y Frontera Nariñense. 13.482 personas, el 72% auto reconocidas étnicas, en representaciones de las comunidades que habitan sus 1.098 veredas, participaron en la identificación, definición y priorización de las 1.534 iniciativas agrupadas en 8 pilares de desarrollo, para la transformación social y económica de esta región y el mejoramiento de la calidad de vida de sus comunidades.
Los pilares de Educación Rural y Primera Infancia con el 25,42% y Reactivación Económica y Producción Agropecuaria con el 15,71% recogen la mayoría de las iniciativas de la subregión, dando cuenta de la limitación de acceso escolar para niños y jóvenes y de oportunidades de empleabilidad, emprendimiento y desarrollo de sus comunidades. Los pilares de Infraestructura y Adecuación de Tierras, Salud Rural, Ordenamiento Social de la Propiedad Rural Territorial y Uso del Suelo, y Vivienda Rural, Agua Potable y Saneamiento Básico agrupan el 35% de las iniciativas dando cuenta de las inequidades y pobreza de estos territorios en cuanto a servicios sociales y públicos, a la ausencia de vías de comunicación, los problemas por la propiedad de la tierra, la falta de planes de mitigación de riesgos y de conservación del territorio, lo cual los aisla del desarrollo. Otro 18% de iniciativas correspondieron al pilar de Reconciliación Convivencia y Construcción de Paz, denotando la necesidad de acabar con la violencia y vivir en un territorio resiliente y en paz. Y por último, pero no menos importante el pilar de Sistema para la Garantía Progresiva del Derecho a la Alimentación con el 6% de las iniciativas , para así mejorar las condiciones de salud, aprendizaje y convivencia de todos los habitantes. Hoy, el PDET Pacífico y Frontera Nariñense avanza en pro de alcanzar la visión de sus comunidades de tener una región consolidada, mediante el aprovechamiento de sus activos territoriales, generadores de inclusión y cierre de brechas, con competitividad territorial, pacífica, próspera, fundamentada en la dignidad humana.